La audiencia ruidosa

La explosión del protagonismo de los consumidores o usuarios, de una audiencia que deja de ser mera consumidora o usuaria, es una de las grandes transformaciones que ha experimentado el sector musical en los últimos años. No sólo ha virado la forma de consumir, también de crear, de narrar, de transmitir y distribuir. Iniciamos el Aula Encuentros del Aula de Gabeiras que va a despertar, al término de la conferencia de Héctor Fouce, el debate más intenso de todos los acogidos esta temporada, con opiniones y argumentarios tan enfrentados como enriquecedores.

Fouce es autor del informe que da nombre a nuestro Aula y que publica la Fundación Alternativas, ‘El papel de los contenidos generados por los usuarios en la industria musical: conflictos y perspectivas’. “Si este documento tiene algún mérito es basarse en un acercamiento desde fuera, sin intereses ni ortodoxias. El tono es divulgativo. Yo soy básicamente un investigador de la universidad pública”. Y con esta declaración de intenciones el estudioso comienza a desgranar el contexto de la que llama “crisis”, o revolución, de la industria musical, con algunos de sus ‘hitos’: la colección MusicNet, la controvertida Ley Sinde o la plataforma Spotify.

El objeto que centra el trabajo que hoy presenta es describir “el nuevo ecosistema de la cultura”, y, en concreto, de la música, ese en el que la audiencia muta de ser pasiva a convertirse en “muy” activa, enfatiza el profesor de Semiótica y Teoría de la información de la madrileña Universidad Complutense. “No se limita a absorber, sino que transforma, transmite y hace circular los mensajes”. Y con ello, claro, su poder crece y crece hasta conseguir determinar éxitos o fracasos. “Es la cultura de la convergencia, con audiencias migratorias y ruidosas, que comparten experiencias constantemente, que producen, que no guardan fidelidad a sus proveedores”. Con flujos de poder tan diluidos que ya se adivinan otros nuevos, y con unas plataformas de internet, contenedoras de los nuevos contenidos y trampolín de consumo en sí mismo, que cobran protagonismo hasta convertirse en un actor más. Uno de los más potentes.

Las opiniones de los asistentes comienza a escucharse. Encauzan las intervenciones Inma Ballesteros, experta en cooperación cultural y directora del Observatorio de cultura y comunicación de la Fundación Alternativas, entidad coorganizadora de este Aula junto a Legal Music, y Patricia Gabeiras, doctora en Derecho de la Cultura y socia directora de Gabearas & Asociados. ¿Cómo encauzar los nuevos vínculos entre artistas y oyentes? ¿Cuál es el papel de los tradicionales sellos musicales? ¿Se ajusta el modelo de derechos de autor basado en el ‘copyright’ al nuevo paradigma? «No se discute el modelo, sino cómo repartir los beneficios que este genera entre las empresas de internet, las discográficas y los autores», aclara Fouce. Pero sea como fuere, incide Gabeiras, la tríada autor, obra y originalidad siempre va a existir, aunque cambien el modelo y sus roles. Porque “enarbolar la bandera de la modernidad suele suponer detrimento derechos trabajadores: y el derecho de autor no debe ponerse en duda”, zanja una asistente.

Nuestro ponente continúa con su repaso a esta nueva realidad: el streaming frente a los servicios basados en contenidos generados por los usuarios; el concepto de ‘puerto seguro’ y el enfrentamiento que este genera entre empresas de internet y discográficas; el filtrado y moderación por proveedores como Facebook o YouTube; la incipiente necesidad de redefinir y adaptar el marco legal; el value gap, la brecha de valor que se abre entre el retorno económico que percibe la industria musical y el de las plataformas sociales por contenidos generados, por ejemplo, por youtubers, usuarios con canal de vídeo propio, desde el que comparten directamente sus creaciones, prescindiendo de intermediarios entre ellos y sus fans.

Bely Basarte es eso, youtuber. Youtuber compositora y artista. Comenzó “probando” al subir vídeos en los que interpretaba conocidas canciones, y hoy, una década después, vive de ello y de sus propias composiciones, nos cuenta. Junto a ella, su guitarra. “Llega tarde a su ensayo en el Teatro Real”, dice su padre. Su canal supera los 350.000 suscriptores, y acaba de firmar un contrato con una gran discográfica. ¿Cómo es un acuerdo discográfico con una artista que ha forjado su fama sin ayuda alguna, que ha atraído y atrae a su audiencia y que produce por sí misma? “El modelo de negocio propio de las discográficas ha quedado obsoleto y ha migrado. Ahora serán representantes, distribuidoras…, pero no discográficas. El contrato 360 grados responde a esa nueva necesidad”, razona Patricia Gabeiras. Del mismo modo que los festivales de música ya actúan como auténticos productores audiovisuales, asumiendo un rol también tradicional de la discográfica. “El festival tiene derecho al histórico, que es su activo, su inversión. Será, al menos, copropietario de derechos junto a la discográfica”, continúa Gabeiras. Porque es la explotación del nuevo modelo la que se discute, recuerda Fouce, y se necesita reinventar por consenso un nuevo sistema de retribuciones, a los creadores y al resto de actores.

Y así, en este debate continúa brotando la necesidad de avanzar y mejorar. Antonio Vargas, Senior Policy Analyst en Google; Celia Carrillo, directora de marketing de Ticketmaster España, Francisco Giménez, director de Reparto de derechos en AISGE, entidad de gestión de derechos de autor; Elena Barroso, abogada de AIE, Sociedad de artistas intérpretes o ejecutantes de España; y otros docentes, letrados, promotores, agentes, representantes de la administración pública… Todos enriquecen este foro que, de nuevo, acaba con mucho por tratar y cierra, hasta octubre, nuestra temporada de Encuentros dejando, en todos, ganas de más.