Modelos de inversión para el ahorro y la eficiencia energética

“Las líneas de trabajo del despacho son todas socialmente responsable, ese es nuestro eje de trabajo, que vertebra cada uno de nuestros departamentos: Derecho de la Cultura, Derecho Financiero y Cumplimiento Normativo, Economía Social, Sociedad Digital y Derechos Fundamentales y Medioambiente y Cambio Climático”. Con esta declaración de principios expresada por Patricia Gabeiras, socia directora, comenzaba el Aula Encuentros ‘Modelos de inversión para la generación de ahorros y eficiencia energética’.

El cambio climático, vinculado con Financiero –“las finanzas del cambio climático”–, y con el Derecho de la Cultura –“porque todas las acciones que desarrollemos a nivel económico deben ser aplicadas a la cultura”–, es una de las áreas de reflexión y debate de este Aula, prosigue Gabeiras. “Queremos conocer la economía de los retos que se nos plantean en torno al cambio climático”, y ese es el objeto de este Aula. “Este solo es el primero de muchos Encuentros sobre esta temática”, explica Gabeiras. “Comenzamos con una conferencia tan técnica porque es imprescindible manejar la teoría generalista del sector energético y cambio climático para luego adaptarla a nuestra actividad. Y Elena González Sánchez es una mujer brillante, que nos va a ayudar mucho hoy”.

González es licenciada en Ciencias Físicas, dirige la Asociación Nacional de Empresas de Servicios Energéticos, es profesora de la escuela de Ingeniería y Diseño Industrial de la Universidad Politécnica y ha trabajado en Gas Natural y Unión Fenosa. “La energía se ha multiplicado por dos en los últimos 40 años, y por tanto también las emisiones de CO2, lo que conlleva un crecimiento exponencial de la temperatura de nuestro planeta, que conocemos como cambio climático, y que todos somos capaces ya de reconocer”, comienza la ponente. “Y esto es así aunque solo un porcentaje pequeño de todos los países del planeta, menos del 50%, tienen acceso a la energía como nosotros la conocemos, con un acceso al gas, electricidad, agua…”. En los próximos 25 años, explica, se prevé que, con la evolución de otros países, se multiplique por dos la capacidad de generación energética actual. La buena noticia es que en su mayoría y gracias al descenso de sus precios, esta generación será a través de energías solares y eólicas, fotovoltaica sobre todo.

“Hoy se trabaja por intentar desacoplar el crecimiento del mundo respecto al crecimiento energético, que hasta ahora aumentaba a la par, sin reducirse las emisiones”, continúa González. Y es que en París 2015 se reconoció unánimemente la existencia del cambio climático, en “una fecha fundamental en nuestra Historia”. La eficiencia energética es esencial para que se reduzca o, por lo menos, no se incremente la temperatura del planeta. El otro camino, y ambos son necesariamente compatibles, es la generación con renovables. Entre los dos radica el 80% de la solución.

Desde el punto de vista financiero, la aplicación de estas soluciones necesitan de inversión. En este negocio, la eficiencia energética, hay cuatro factores a tener en cuenta: el cliente, el modelo de negocio, la tecnología y los especialistas, que deben ser acreditados, ofrecer garantías y calidad, en este sector energético. Los riesgos son operativos, técnicos, de demanda –dependiente de las variables que influyen en el consumo energético–, de mercado y financiero, asociados a las variables del cliente y del mercado. “Todos deben se analizados cuando nos disponemos a hacer una inversión en este campo de la eficiencia energética”, recomienda la experta.

“En uno de estos modelos, en el modelo de servicios energéticos, es en el que me quiero detener”. Las empresas que operan en él, empresas de servicios energéticos (ESE), que deben ser especialistas en tecnología y en financiación, y por ello se definen, analizan gracias a sus conocimientos técnicos los consumos de una compañía, cliente, en sus diferentes procesos y eligen utilizar ciertas de esas tecnologías, las que conocen de ese catálogo, aplicándolas en distintos procesos para proveer de ahorros. Se comprometen a reducir el consumo energético de la compañía hasta cierto nivel, y con lo ahorrado se amortizan sus inversiones tecnológicas y se pagan la operaciones y mantenimientos de la ESE. Al terminar ese periodo de amortización el cliente dispondrá de ese ahorro, que ya aprovechará como desee.

Bajo este modelo, los proyectos se garantizan durante una media de ocho años, consiguiendo la empresa un 36% de ahorro energético, un 42% de ahorro en emisiones, y un 26% de ahorro económico. Los proyectos de eficiencia energética son pequeños en inversión, realizados sobre todo en parques de generación renovable. Y este es uno de los problemas fundamentales de la inversión en este sector, destaca la ponente para ilustrar las cifras que ahorra el sector energético.

Concluye la ponente, después de repasar otros modelos y prácticas de eficiencia energética concretas, recalcando que son todos ellos mecanismos que ya existen, que se han probado satisfactoriamente, y que muchos ya han sido estandarizado, tanto de optimización del uso de energía como de generación in situ de la energía. “Lo que debemos hacer es hacerlo. Dinero hay, falta promover información y formación. Hablamos mucho de eficiencia energética pero debemos ponerlo efectivamente en práctica”.