La voz que nadie escucha: el legado de Concepción Arenal

La voz que nadie escucha es un verso del poema Mi vida que escribió Concepción Arenal en 1860. Es un lugar recurrente en los escritos de la gallega, tanto en sus cartas personales como en otros poemas, como en Vacilación (s/f) donde se convierte en casi un grito de desesperación: ¿Por qué soy la voz que nadie escucha?

Concepción Arenal, que fue jurista, pensadora, periodista, poeta y autora dramática, no disfrutó en su tiempo del lugar que le correspondía, todavía menos entre los intelectuales españoles. El creciente reconocimiento en el extranjero acabó contagiando a sus compatriotas pero años después de su muerte, cuando su voz ya solo estaba diferida en sus escritos.

Si algo caracteriza la obra de la autora es su obsesión por hacer oír voces acalladadas, por forzar a los responsables de las instituciones de gobierno de esa sociedad española del s.XIX, hombres todos ellos, a escuchar, para fomentar así el desarrollo de lo que hoy podríamos llamar ‘justicia social’ o incluso, abordándolo desde una visión más sensible, ‘empatía’. La autora lo enmarcaba dentro del concepto de caridad, puesto que le era imposible desprenderse de sus circunstancias y convicción cristiana, aunque esto nunca le impidió ser siempre crítica y leal a sus principios.

Especial mención requiere todo su trabajo de reivindicación para la mejora de las condiciones habitacionales de la población reclusa, y lo que es más interesante, de reflexión sobre el sistema penitenciario y sus herramientas para la reinserción social efectiva.

En paralelo a sus luchas, también tuvo que pelear porque su propia voz fuera escuchada. Cuenta Anna Caballé (2018), en sus magníficas memorias sobre Concepción Arenal, cuan era su frustración cuando, en varias ocasiones, se le aparta de sus responsabilidades o se acalla su voz crítica. Y a pesar de la desesperación en la que se sumía, es un ejemplo de resilencia y de feminismo, aunque ella no lo concretara en estos términos.

En 2020 se cumplen 200 años del nacimiento de la autora, y no ha sido hasta recientemente cuando la historia española ha empezado a reconocer su figura en toda su magnitud. En los últimos años han aparecido recientes publicaciones alrededor de su vida y obra, como la ya citada biografía de Anna Caballé ‘Concepción Arenal. La Caminante y su sombra’ (2018), además de las diversas actividades de conmemoración, como la próxima exposición en la Biblioteca Nacional Concepción Arenal (1820-1893) que se inaugurará en julio de 2020 en la capital.

De toda la obra de la oriunda de Ferrol, una gran parte está vinculada al tema sobre el que giró su vida: la necesaria reforma de las cárceles, cuyo abandono y dejadez era desoladores.  También sobre la reflexión sobre el propósito de los centros penitenciarios y su labor de reinserción.

Sobre todo ello hay obras cumbres de su carrera: Las Cartas a los delincuentes, donde invita a los presos a conocerse a sí mismos y conocer los delitos que han cometido, con la intención de que puedan refundarse a sí mismos y despasivizarse. El acceso a la educación y la cultura, así como la invitación a conocerse como sujetos de derecho y obligaciones, es uno de los temas centrales en las cartas. Afirma que les es imposible reformar su conducta viviendo en el fatalismo que les domina, donde no atisban posibilidad de cambio o superación. Célebre es su frase ‘odia al delito y compadece al delincuente’.

Mujeres en prisión

La cuarta Carta es la que está dedicada a las mujeres presas. En esta publicación, en La mujer de su casa y en La Mujer del porvenir desarrolla su idea de mujeres de pensamiento y acción (Caballé 2018). Ve a las mujeres como sujetos morales, en los que la idea del mal debería quedar más alejada de su naturaleza por su capacidad para gestar vida. De estos planteamientos, que hoy en día nos pueden parecernos trasnochados, sí rescatamos la idea, mucho más adecuada a nuestro tiempo, de una cultura feminista más cercana al cuidado y a la resolución de conflictos de manera no violenta.

A partir de la quinta carta explica conceptos del Código Penal. No hay que olvidar que es una publicación dirigida a la población reclusa, su idea es ofrecerles una información que debería serles imprescindible para conocer su realidad, y despertarles el propio deseo de conocerla.

Pero si algo queremos destacar de la pensadora es su faceta más activa. Fue la primera visitadora de prisiones de mujeres, un cargo creado casi ex profeso para ella, inspectora de casas de corrección de mujeres años después, estudió el sistema penitenciario español con detenimientos (el tratamiento del sueño, la alimentación etc), fue directora de prisiones y creadora de las ‘Decenas’, unidades de visitadores para familias pobres. Cabe preguntarse hasta donde hubiera llegado su responsabilidad de haber sido un hombre.

Siempre fue fiel a la convicción del cumplimiento de la legalidad, y al principio de igualdad entre ciudadanos, fuera cual fuera su condición. Una rectitud moral que la hizo ser siempre crítica, incluso con la Iglesia, a pesar de sus creencias, y desde luego con las instituciones penitenciarias.

Proyecto de la Fundación Gabeiras 

Desde la Fundación Gabeiras hemos comenzado a trabajar con la asociación Teta&Teta, asociación feminista que reivindica la visibilidad de los problemas propios del colectivo femenino, y en especial con su proyecto A las olvidadas, que trabaja en el acceso de las mujeres a la participación cultural dentro de los centros penitenciarios.

Durante este 2020 vamos a colaborar con este proyecto poniendo especial hincapié en la conmemoración de la figura de Concepción Arenal, como una continuación de su legado.

Además, tenemos prevista una segunda fase del proyecto con una ambición mayor. En colaboración con el despacho Gabeiras&Asociados, vamos a trabajar sobre la posibilidad de sustituir, en casos determinados, las penas de las reclusas por actividades relacionadas con el proyecto, de tal manera que puedan participar bien como sujetos activos (impartiendo ellas mismas charlas o cursos relacionados) o bien como asistentes a esos cursos de formación, talleres.

Aun más sagrado que la vida, es la dignidad humana. 

Concepción Arenal