La Cultura en los programas electorales de los principales partidos políticos para las elecciones generales de 2019

Desde el Departamento de Cultura de Gabeiras y Asociados,  nos congratulamos sobremanera de que los programas electorales para las elecciones generales del próximo 28 de abril, de los cuatro principales partidos políticos con representación parlamentaria en la pasada legislatura (PP, PSOE, Unidos Podemos y Ciudadanos), incluyan todos ellos un apartado dedicado específicamente a la Cultura.

Ello demuestra que la Cultura es un contenido importante a la hora de elaborar los textos básicos que deben contener los principios esenciales que los partidos políticos comunican a la ciudadanía, con el fin de que les den su apoyo con el voto.

En líneas generales, los cuatro principales partidos políticos coinciden en abordar tres medidas básicas en materia de Cultura, a saber: (i) Ley de Mecenazgo y demás herramientas de financiación privada de la Cultura, (ii) Desarrollo de las medidas derivadas del Estatuto del Artista, (iii) y Desarrollo de legislación sobre protección a la Propiedad Intelectual y medidas derivadas.

A parte de estas materias sobre las que los principales partidos coinciden -en mayor o menor grado de similitud-, aparecen algunas propuestas en las que sólo coinciden dos o tres formaciones políticas; como por ejemplo, la firma de un Pacto Nacional por la Cultura (PSOE, Podemos y Ciudadanos), el apoyo a la industria del cine y videojuegos (Podemos, PP y Ciudadanos), el fomento de la lectura y el apoyo de la industria de libro (PP y Ciudadanos), el apoyo a los museos nacionales e instituciones culturales dependientes del Estado (PP y Ciudadanos), o una RTVE más plural y que aproveche el talento existente en la institución (Podemos y Ciudadanos).

Desde nuestra posición absolutamente neutral de juristas expertos en Derecho de la Cultura, creemos que hay dos elementos clave que no ponen de relieve ninguno de los programas de los partidos políticos para estas elecciones de 2019, pero que tienen una importancia capital para el sector Cultural:

El primero de ellos, sería el incremento sustancial que debería tener el presupuesto del Ministerio de Culturay el de los organismos e instituciones que de él dependen. Es evidente que sin una dotación económica potente, es imposible poder afrontar los múltiples retos que se presentan para el sector cultural de nuestro país, ni tan siquiera para afrontar los cuatro retos en los que los cuatro partidos principales están de acuerdo.

Según el estudio “El modelo español de financiación de las artes y la cultura en el contexto europeo” publicado en el año 2014 por la Fundación Alternativas, en el año 2010 la inversión de la Administración General del Estado en Cultura fue de 1.050 millones de Euros; cantidad que se fue reduciendo de forma paulatina todos los años (con rebajas medias de casi el 50%), para ir posteriormente aumentando pasados los peores años de la crisis, hasta llegar al proyecto de presupuesto de 2018 que la situaba en 953 millones de Euros.

También destacaba dicho informe que, entre los años 2000 a 2010, España fue el país europeo que más aumento del gasto público de todas las Administraciones en Cultura de los países de nuestro entorno en Europa, con un aumento del 91% en esos 10 años.

Evidentemente, medidas como la Ley de Mecenazgo y otras medidas de carácter fiscal y tributario relacionadas con la financiación de la Cultura pueden ayudar a sostener determinadas actividades o propuestas a las que el Estado no pueda llegar por falta de fondos y medios, pero no pueden solventan el problema básico de la sostenibilidad económica de la Cultura, entendida como un bien común a preservar por y para todos los ciudadanos de esta país.

Es indudable que los sectores tradicionalmente llamados “productivos” son los que más ayudan al desarrollo y sostenibilidad de la economía de un país, pero no olvidemos que la Cultura –según datos de 2018 del Ministerio de Cultura- porta el 3,3% del PIB y genera el 3,7% del empleo en España.

La Cultura como elemento integrador

El segundo elemento clave a nuestro entender, sería reforzar la idea de la Cultura como el mejor de los instrumentos que tenemos a mano, para iniciar un proceso integrador todas y cada una de las personas, colectivos, comunidades y territorios que conforman nuestro país.

La Cultura es lo que define a un pueblo, le dota de carácter y de identidad.No hay nada más cohesionador que la Cultura y es precisamente por ello por lo que, a lo largo de la Historia de la humanidad, se ha atacado o suprimido por parte de aquellos que han pretendido acabar con la convivencia de cualquier colectivo o territorio.

Recordemos aquella anécdota que se cuenta de Sir Winston Churchill cuando, en uno de los peores años de la II Guerra Mundial, un relevante general del ejército del Reino Unido le preguntó por qué no se dedicaba el presupuesto de Cultura a producir armas para la guerra, ante la situación de colapso que vivía el país por los bombardeos sistemáticos de la Luftwaffe, a lo que el Primer Ministro le contestó aquello de “entonces querido amigo, ¿para qué estamos luchando?”.  

Bien, anécdotas a parte, en la presente legislatura hemos tenido una excelente prueba del poder de la Cultura y de su carácter integrador, precisamente en el proceso de elaboración del Informe sobre el Estatuto del Artista y su posterior aprobación unánime el 6 de septiembre de 2018 por todos los partidos políticos con representación en la Comisión de Cultura y por el pleno del Congreso de los Diputados.

El proceso y el resultado de los trabajos de la Subcomisión del Estatuto del Artista, ha sido loado por todos y cada uno de los principales partidos políticos intervinientes y por los representantes del ámbito cultual –a los que nos sumamos-; precisamente por haber conseguido poner de acuerdo a todos ellos y por haber permitido que cada uno expusiera su visión de las necesidades del sector, con el fin último de la consecución del interés común.

Ésa es precisamente la gran fuerza de la Cultura: su transversalidad y la búsqueda incesante e integradora del interés común. Esperemos que el caso del Estatuto del Artista no quede como muestra de lo que los sociólogos llaman muy gráficamente como un caso de “consenso débil”.

Por todo lo anterior, creemos que sería deseable que todas las fuerzas políticas aunaran esfuerzos en la construcción de un proyecto cultural transversal, integrador, dialogante y cuyo objetivo real final fuera la búsqueda y protección del interés común de todos; y que para el logro de esos objetivos, se dotara al Ministerio de Cultura y a los organismos y entidades que de él dependen, de una verdadero presupuesto operativo.

Sin Cultura no hay país.

 

Departamento de Cultura de Gabeiras y Asociados